El hombre que oculta el brillo y cultiva la oscuridad
En la foto retrato que los taxistas
cuelgan como un talismán del espejito,
en el mural pintado bajo una recova
o el póster barato comprado sobre un puente,
viste ese año la cara del hombre sin brillo,
la cara sin brillo con su sonrisa helada.
En la mirada de los burócratas nostálgicos
que caminan al atardecer entre la multitud
por las calles en torno del palacio vacío,
en la voz de los vendedores de baratijas
y el humo de los fumadores silenciosos,
viste la cara y viste también a esos hombres
siguiéndola hechizados igual que un niño
que mira en un vaso las hojas lentas de te.
La viste en calcomanías, tatuajes y remeras
ese año, y pensabas en algo, en alguien.
En quién o en qué: es lo que ahora no podés recordar.
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