AQUÍ EMPIEZA
Este dolor está basado en un piano Fender Rhodes.
A propósito del tiempo y de ciertas propiedades
convenientes al olvido solamente recuerdo
dos o tres circunstancias: una puerta
trabada por montones de cuentas a pagar y catálogos
que se acumulaban como aglomeraciones de polvo con algo
que decir; iluminación diagonal de la sala de ensayos
que tanto se parecía a un estudio de revelado
fotográfico; la visión de casa a diez metros de
distancia y su impresión desolada y bidimensional.
Ahora el piano necesita cinco personas para
que se lo lleven. Antes: una franela, alcohol
o detergente. Este es el sitio al que
siempre vuelvo: posición cabizbaja, un reloj de pulsera
versión anibal cristobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario