HISTERIA
Mientras ella se reía comprendí que me iba involucrando
hasta formar parte de su risa, hasta que
sus dientes fueron sólo estrellas accidentales con cierto talento
para ordenarse. Fui arrastrado por breves jadeos,
inhalado en cada momentánea pausa, perdido finalmente
en las cavernas oscuras de su garganta, lastimado por
las contracciones de músculos invisibles. Un camarero viejo
de manos temblorosas tendía apresuradamente
un mantel rosa y blanco a cuadros sobre la mesa
de hierro verde, diciendo “si la dama y
el caballero desean tomar el té en el jardín,
si la dama y el caballero desean tomar
el té en el jardín…” Decidí que si se pudiera
detener el temblor de sus tetas, algunos de
los fragmentos de la tarde podrían reunirse,
y concentré mi atención con cuidado
y sutileza para conseguirlo.
Thomas Stearns Eliot. Prufrock and Other Observations, 1917
versión patricio grinberg