28.2.12

Daniel Saldaña París


LA MÁQUINA AUTOBIOGRÁFICA
(fragmentos)




Guardo en mi escritorio las velitas de un cumpleaños fallido. No fallido en el sentido de que la festejada haya escapado al paso inexorable de los días, sino en otro sentido, que de pronto me da pereza precisar. No hay por qué llevar las cosas hasta el final en un poema. A veces basta con dejar caer las frases como quien filtra un rumor incómodo en un universo cerrado. Unas velitas manchadas de pastel al fondo de un cajón. Una risa de mujer enfrentándose a otra risa de mujer durante un paso de baile. Alguien que mira desde una ventana en un cuarto piso. Y nada más eso, de momento.


*


A veces me da miedo pensar que todo lo que nos queda en común son unas cuantas palabras y el consumo paralelo de benzodiazepinas. Y sin embargo, por esas pocas palabras valdría la pena aprender a hablar otra vez desde el principio.


*


Todas las decisiones que tomo son tajantes y algunas de ellas son hermosas como las lámparas de araña, y tienen mil cristales tornasoles y un juego complejísimo de luces. Todas son arbitrarias hasta cierto punto y resplandecen en el techo de mi cuarto cuando tardo un poco más en conciliar el sueño. Están como estrellitas fluorescentes, mis decisiones, y componen galaxias provisorias o se hacen las genuinas en mi cielorraso, que rota y se modifica con un vértigo discreto.






Marta Corcho















26.2.12

Rae Armantrout



ENTRADAS DEL DIARIO



I


Estoy en casa de mi madre. Estamos discutiendo. Ella

saca mis libros de la infancia y empieza a leer

en voz alta. "Cuando la helada cubre la calabaza" - con

la intensidad de su enojo. Esto significa que dejó algo crucial

en su juventud del medio oeste. Algo indefinido que

voy a lamentar. ¿Puedo resistir?


II


Claro que entiendo! La vitalidad que falta. El verde

Eléctrico de la frontera al atardecer. San Diego, las casas

De la armada, familias en reposeras. Mientras

Mis objetos de infancia brillaban con la intensidad de un fetiche.

¿Todos los chicos son fetichistas?


III


Sólo los muy chicos están cuerdos. Se sienten inmortales

y miran lo que pasa con una seriedad que nosotros no

podemos alcanzar.


IV


(Decí casi nunca, casi nunca podemos alcanzar



Extremities (1978)
versión para M, para su cumpleaños




Rebecca Cairns


















Rae Armantrout


KOAN ZEN Y EL HOMNBRE TERCO


"Decinos también ¿a que se parecía tu cara

antes de que nacieran tus padres?”

Su cara

antes de nacer?

Era un trampa!

Lo van a poner del otro lado

de la pared de vidrio

y en el agua

desde donde

ninguna palabra

nunca lo podrá recordar.


Le desearon

que aceptara

encarnar

en

sesenta

peces



extremities (1978)
versión patricio grinberg




Rebecca Cairns


















Rae Armantrout



TONO


1


Deseando que mi cara muestre el placer que sentí, estoy

sonriendo lánguidamente. Actuando. Para dejar tu mente

en reposo - ¡tan raro! Al principio nos encantó porque

nos asustábamos el uno al otro


2


No contentos con ver la banda

elástica, lápiz de labios, papel

de aluminio, esta lapicera. Las cosas

hechas para usar

pero el ramo que hicistes

con las manijas de la puertas, uñas largas para

sus tallos a veces

trae la felicidad


3


¿Es el burgués el que se detiene en los matices? O el afeminado?

¿O debemos prestar atención de la misma forma en que un animal

olfatea con cuidado el viento?


4


Digamos el tono de una tarde

Amable, pero triste

"la caja de su dolor "

12 escolones por bloque


5


En los suburbios las mariposas

todavía en espirales

como un dibujo de lo que no tiene peso.

Para entrar en espíritu

Mamá diciendo que está bien

"respirando y todo lo demás"


6


Servil, cuando llegas tarde, me pongo a escuchar

tus pasos. El sonido que representa

la falta cuando está por terminar



Extremities (1978)
versión patricio grinberg




16.2.12

Boris MiKhailov
























Marília Garcia


M.A.


I.


uno de los primeros días

del año, francesc subía a notre-dame

-de-lorette atrás de jacques roubaud

y se sentaba en el café gioconda frente

a una bolsa con un

gato adentro.

uno de los primeros

días de otoño, no parecía seguro

quedarse ahí -como en el borde resbaladizo

de un barco y del otro lado

todo era un cuarto con terraza

y las calles creciendo alrededor la estación

de tren con el pasto cubriendo las

líneas y a veces una zambullida

en el agua salada:

quedarse flotando

con un walkman y después mirarse

los pies: -un poco insular eso de que las

lenguas aisladas se mezclen

poco a poco y manejar

en la ruta a la noche.


II.


después bajaba por las calles

y quería quedarse en el coche encerrado

sujetando un libro. el peñasco

borraba cualquier definición

de las cosas, pero cuando

se daba vuelta

ella ya no estaba

había tomado el barco para casa y decía

que talvez el verano siguiente pero

sólo llamaba para contarle del empleo

de matemática - "casi un objeto

poroso" - ir a un concierto de rock

y preparar variaciones para una

vegetariana amable que pinta

de blanco el departamento

antes de irse.


III.


uno de los primeros días

y llegaba la postal desde

catalunya, decía que se quedaba

mudo en su metro noventa

tropezando con las personas y se miraba

los pies: unas zapatillas azules. si no tuviese

tanta jerarquía o qué podría pensar

(estaría de verde? traería una pila

de objetos en las manos? tendría unos

auriculares? y encima cantaría

en voz alta)



versión Aníbal Cristobo




Boris MiKhailov

























Marília Garcia



SVETLANA


en la víspera de su partida para

ny, emmanuel hocquard tipea

un poema de george oppen

en su máquina de escribir

underwood n. 3. es como svetlana queriendo volver

a barcelona acá no me quedo

ni un día más decía en el café

con nombre griego que

le hacía falta ver las cosas

invisibles de aquella ciudad y su marido

a contramano cargando

en el brazo al niño sin lengua,

intentando alcanzar lo que

aparecía del otro lado del mar

si alguien aún vendría

a ayudarlos

en esta época

del año la tormenta no acostumbra

a demorarse (el poema estaba en inglés)

y tenían miedo de perderse,

ella decía, por eso la distancia,

ritmo de escalón siguiendo

cortado, por eso

el modo de andar y

el zigzag del avión siempre que salían juntos.

tenían miedo y todos los días hacía

algo para evitarlo, después quería

encontrarlo en la calle,

perdido, como un accidente:

cruza una esquina y ve. colgó

el teléfono a la hora

precisa, la voz cortada otra

vez antes de seguir

por las ramblas.



Versón Aníbal cristobo