SVETLANA
en la víspera de su partida para
ny, emmanuel hocquard tipea
un poema de george oppen
en su máquina de escribir
underwood n. 3. es como svetlana queriendo volver
a barcelona acá no me quedo
ni un día más decía en el café
con nombre griego que
le hacía falta ver las cosas
invisibles de aquella ciudad y su marido
a contramano cargando
en el brazo al niño sin lengua,
intentando alcanzar lo que
aparecía del otro lado del mar
si alguien aún vendría
a ayudarlos
en esta época
del año la tormenta no acostumbra
a demorarse (el poema estaba en inglés)
y tenían miedo de perderse,
ella decía, por eso la distancia,
ritmo de escalón siguiendo
cortado, por eso
el modo de andar y
el zigzag del avión siempre que salían juntos.
tenían miedo y todos los días hacía
algo para evitarlo, después quería
encontrarlo en la calle,
perdido, como un accidente:
cruza una esquina y ve. colgó
el teléfono a la hora
precisa, la voz cortada otra
vez antes de seguir
por las ramblas.
Versón Aníbal cristobo
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