16.2.12

Marília Garcia



SVETLANA


en la víspera de su partida para

ny, emmanuel hocquard tipea

un poema de george oppen

en su máquina de escribir

underwood n. 3. es como svetlana queriendo volver

a barcelona acá no me quedo

ni un día más decía en el café

con nombre griego que

le hacía falta ver las cosas

invisibles de aquella ciudad y su marido

a contramano cargando

en el brazo al niño sin lengua,

intentando alcanzar lo que

aparecía del otro lado del mar

si alguien aún vendría

a ayudarlos

en esta época

del año la tormenta no acostumbra

a demorarse (el poema estaba en inglés)

y tenían miedo de perderse,

ella decía, por eso la distancia,

ritmo de escalón siguiendo

cortado, por eso

el modo de andar y

el zigzag del avión siempre que salían juntos.

tenían miedo y todos los días hacía

algo para evitarlo, después quería

encontrarlo en la calle,

perdido, como un accidente:

cruza una esquina y ve. colgó

el teléfono a la hora

precisa, la voz cortada otra

vez antes de seguir

por las ramblas.



Versón Aníbal cristobo




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